Cuando María se independizó creyó sentirse en total plenitud, pues entre el estudio y el trabajo se mantenía lo suficientemente ocupada para no pensar en nada más, al cabo de algunos años María se graduó y consiguió el trabajo de sus sueños. Pero había algo en ella que no estaba del todo bien, tenía un vacío que no llenaban sus padres, sus amigos, ni sus triunfos; María quería una familia, alguien que la acompañara y estuviera para ella en las buenas y en las malas. Sin embargo María tenía clara una cosa, y es que no quería una familia ¨convencional¨, ella es una persona que piensa mucho en el planeta y le preocupan temas como la sobrepoblación. Por eso cree que la mejor forma de aportar y trascender como seres humanos y dejar una huella, es ayudando a aquellos perros que sufren en silencio y que a cambio están dispuestos a llenar la vida de sus dueños con amor incondicional.

Así, es como María decide llenar el vacío de su apartamento con un nuevo integrante, Lolo, quien siendo tan solo un cachorro despertó en María un instinto casi maternal, desde entonces todo en la vida de María cambió y se llenó de luz.

María y Lolo eran un par de locos enamorados por la vida, compañeros de viajes y de noches de películas, pero con el paso de unos años esto cambiaría con un viaje de trabajo de María.
Fue en una época navideña cuando María conoció a Horus y Noa, vio como un hombre los bajaba del auto en una caja a las afueras de una gran ciudad, la escena la conmovió y de inmediato pensó en Lolo, que tal vez podría ser él quien estuviera en esa situación. Para María las cosas pasan por una razón y no por casualidad, así que decidió quedarse con el par de cachorros que solamente se tenían el uno al otro.

La llegada de Horus y Noa no solo llegó a complementar la vida de María y Lolo, sin pensarlo su familia aumentó de dos a cuatro integrantes. María ama y cuida a sus tres hijos de cuatro patas con lo mejor, por eso los alimenta con Nutriss, el alimento premium de quienes nutren y complementan nuestra vida.