Síntomas que no debes ignorar

Las infecciones por hongos pueden presentarse de diferentes maneras, dependiendo de la gravedad y la ubicación. Algunos de los síntomas más comunes incluyen:

• Picazón y rascado excesivo: Si tu perro no para de rascarse, es hora de prestarle atención.
• Zonas enrojecidas y sin pelo: Estos son signos claros de que algo no está bien.
• Olor desagradable: Especialmente si proviene de sus orejas o piel.
• Piel oscura o gruesa: Las infecciones crónicas pueden cambiar la apariencia de la piel de tu perro.

Si notas alguno de estos síntomas, lo mejor es llevar a tu perro al veterinario lo antes posible.

¿Por qué ocurren las infecciones en hongos?

Las infecciones por hongos pueden ser causadas por varios factores. La humedad es un gran enemigo; si tu perro pasa mucho tiempo en un ambiente húmedo o si no se seca bien después de un baño, los hongos pueden encontrar el ambiente perfecto para multiplicarse. También pueden aparecer si tu perro tiene problemas de salud subyacentes, como alergias o un sistema inmunológico debilitado. En algunos casos, la falta de higiene o un cuidado inadecuado de las orejas puede desencadenar estas infecciones.

¿Cómo se tratan las infecciones por hongos en perros?

El tratamiento depende de la severidad de la infección. En casos leves, el veterinario puede recomendar un champú antifúngico o una crema tópica. Si la infección es más seria, puede ser necesario administrar medicamentos antifúngicos orales. Es importante seguir las indicaciones del veterinario al pie de la letra y completar todo el tratamiento, incluso si los síntomas parecen desaparecer antes de tiempo.

Recomendaciones para prevenir

• Seca bien a tu perro después del baño: La humedad es el enemigo, así que asegúrate de que esté completamente seco, especialmente en las áreas más difíciles de alcanzar.
• Limpia sus orejas regularmente: Usa productos específicos recomendados por tu veterinario para mantener las orejas de tu perro limpias y secas.
• Mantén una buena higiene general: Baña a tu perro con regularidad y revisa su piel y pelaje en busca de cualquier cambio inusual.
• Consulta con tu veterinario: Un chequeo regular puede ayudarte a detectar cualquier problema antes de que se convierta en algo más serio.