Adoptamos a una perrita cazadora que había sido abandonada y la llevamos a nuestra casa de campo para que nos ayudara a cuidar el lugar. No nos dimos cuenta de la importancia de esterilizarla y, al mes de adoptarla, quedó en calor sin que lo notáramos. Así, nuestra nueva compañera quedó embarazada.
Pensamos que si tenía unos tres o cuatro cachorros, podríamos quedarnos con ellos. Pero el día del parto nos sorprendió con nueve cachorros: cinco machos y cuatro hembras. Al ver tantos perritos, planeamos cuidarlos durante unos tres meses y luego buscarles hogares adecuados. Sin embargo, llegó el momento de decidir a quién regalar, y no fuimos capaces de separarnos de ninguno.
Además, observamos mucha inhumanidad en la forma en que algunas personas se cansan de sus mascotas y las abandonan. No queríamos que nuestros cachorros corrieran ese riesgo. Así que decidimos quedarnos con todos, y ahora, en nuestra casa de campo, tenemos a la madre y sus nueve cachorros. Además, en nuestra casa del pueblo, tenemos una Pincher que lleva 13 años y medio con nosotros.
En total, tenemos 11 perros que llenan nuestras vidas de amor y alegría. Aunque es un desafío cuidar de todos, no podríamos estar más felices con nuestra gran familia perruna. Cada uno de ellos tiene un lugar especial en nuestro corazón y nos brindan una compañía invaluable.