Mi nombre es Marie, y quiero compartir la increíble historia de Alaska, mi amada perra. Hace ocho años, me enteré de un terrible plan: alguien sin corazón había decidido arrojar a un río a ocho cachorros, incluyendo a Alaska y sus siete hermanos. Sin dudarlo, me apresuré a rescatarlos y llevé a los ocho adorables cachorros a casa. Eran pequeños, traviesos y comían muchísimo, pero poco a poco, logré encontrarles hogares amorosos a cada uno de ellos.
Alaska fue la última en quedarse conmigo. Las personas que mostraban interés en adoptarla solo veían en ella una oportunidad para criarla y reproducirla, y no podía permitir que algo así sucediera. Decidí quedármela, a pesar de que mi mamá tenía reservas debido a su raza: una mezcla de Rottweiler con pastor alemán, que ella consideraba "peligrosa". Pero pronto, Alaska demostró ser la perrita más tierna y educada que jamás haya conocido.
Ahora, después de ocho años, Alaska es una parte integral de nuestra familia. Es feliz, amada y respetada, y ha demostrado ser la compañera más leal y cariñosa. Convive con otros gatos y perros, y los ama a todos por igual. Alaska no solo cambió mi vida, sino que también desafió todos los estereotipos sobre su raza.