Historia Sara y Mono

SARA Y MONO, UN ENCUENTRO MILAGROSO

Mi mamá tenía una heladería en el garaje de mi casa, allí solía acompañarla cuando salía del colegio y en mis tiempos libres. Un día cualquiera, lunes o quizá jueves, desde la heladería pude notar que había mucho tráfico aquel día y en medio de la  carretera se encontraba un pitbull llorando. Muchos de mis vecinos lo miraban pero nadie se atrevía a cogerlo, todos tenían miedo de la raza y de que los atacara, por mi parte en cuanto lo vi de inmediato sentí que debía ayudarlo y luego de varios intentos me acerque, y con mucha calma agarre a Mono, lo primero que noté fue la herida de su cabeza, la razón de su llanto, esta era bastante grande, eso me partió el corazón, como pude lo limpie y le hice curación con los elementos que tenía a la mano.

Durante dos semanas Mono iba y volvía donde yo vivía. Mientras lo tenía cerca trataba de brindarle agua y comida, poco a poco empezó a confiar en mí. Como pude le armé un cambuche en el local para que se quedara a dormir en las noches. Fue así como pronto Mono pasó de visitas esporádicas a ser una compañía infaltable, incluso me acompañaba a estudiar, él se convirtió en mi escolta. Los profesores y compañeros de estudio ya lo conocían y hasta lo mimaban, en mi casa se ganó el cariño de toda mi familia, sin embargo, mi mamá no me permitía quedarme con él porque ella desconfiaba mucho de esta raza. 

Preocupada por Mono encontré un compañero que se ofreció a cuidarlo, él me comentó que tenía una finca con el espacio suficiente para que estuviera bien. Yo pensando en el bienestar de Mono accedí. Al cabo de unos días llevamos a Mono a su nuevo hogar y con algo de nostalgia lo dejamos en aquella finca. 

En principio mi compañero me mandaba fotos de Mono en su nuevo hogar, pero transcurrieron algunos meses y mi compañero dejó de responder los mensajes y de enviarme fotos del perro, de inmediato me preocupé y mi presentimiento con respecto a las condiciones y estado de Mono no era el mejor. 

Para mi sorpresa Mono llegó por sus propios medios a la puerta de mi casa, verlo de nuevo me llenó de felicidad pero también de rabia, él estaba muy delgado y presentaba muestras de maltrato físico en su cuerpo, asumo que en el lugar que lo tenían lo maltrataban.

Cuando Mono llego a mi casa, no pensaba dejarlo ir de nuevo, fueron tiempos muy difíciles para mi, ya que en ese momento me enteré que estaba embarazada, por esa razón empecé a buscar los medios para mudarme y ser independiente, así no incomodaría a mi familia y estaría a su lado para protegerlo de quienes quisieran hacerle daño de nuevo. Me encargue por completo de su salud y lo lleve al veterinario para terminar su proceso de recuperación, no solo el físico, también del corazón. Hoy en día no podemos vivir el uno sin el otro, él me enseñó a ser responsable, ordenada y poner un propósito a mi vida.

Siento que muchos lo juzgaron por su raza y su apariencia, pero en verdad él es uno de los perros más tiernos y nobles que he conocido, ahora soy mamá y somos una familia completa y feliz. 

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