Es por esto que la sociedad y establecimientos públicos han ido modificando sus normas para convertirse en lo que ahora llamamos “petfriendly”.
¿Entonces que vendría siendo “humanizar"?
Cuando asignamos y trasladamos nuestras emociones y conceptos humanos de lo que está bien o está mal a nuestros perros y olvidamos por completo su naturaleza, su lenguaje de señales de calma y pasamos por encima de sus necesidades, prácticamente estamos irrespetando y dejando de lado su bienestar. Por ejemplo, cuando corregimos porque creemos que no debería ensuciarse o restregarse en el césped porque acabamos de bañarlos… Es normal y predecible en conceptos humanos, ¿verdad?.
¿Estamos afectando su naturalidad?
Para los perros es absolutamente antinatural oler a limpio o a perfumes en un entorno feral o de libertad, porque esto solamente los expondría a depredadores o los haría ser mucho más perceptibles para sus presas. Así que, es normal que quieran mimetizarse y oler a lo que huele su entorno.
Por otra parte, evitamos que pueda tener un libre desarrollo como especie animal, cuando no permitimos que tenga contacto con otros perros, cuando nos da “miedo” que lo muerdan, o “asco” y prohibimos que se huelen la cola con otros perros, o que quieran olfatear donde otro perro ha orinado.
Es absolutamente necesario para ellos, es la forma en que reconocen y se llenan de información. Además cuando tienen contacto con otros de su especie, con el entorno e incluso con otras especies, pues es de la manera en que se aprenden a relacionar, a tener más autoconfianza y a socializar.